jueves, junio 07, 2007

Boletín de Junio de 2007 de la Fundación "Letras del Mar"

SOBRE la línea azul que el rumbo corta

ha cantado el serviola: -¡Cuatro velas!-

¡Bendito sea Dios, cómo conforta

ver abrirse en el mar nuevas estelas!



JOSÉ DEL RÍO

LOS CLÍPER ANTORCHA DE LA HISTORIA Y PASTO DE LAS LLAMAS

Mientras la Feria del Libro madrileña navegaba a toda vela junto al estanque del Retiro, el “Cutty Sark”, auténtico icono de la historia de la navegación a vela y una de las principales atracciones turísticas de Londres, ha sido pasto de las llamas. “Vivir en el mar” se titulaba la exposición fotográfica organizada por la Editorial Lunwerg, que podía visitarse en paralelo a las 344 casetas de las distintas editoriales y librerías, mostrándose en la misma la relación del hombre con los océanos.
Construido hace 139 años, el “Cutty Sark”estaba siendo renovado, por lo que las visitas turísticas llevaban algún tiempo suspendidas. El velero, construido en los astilleros de la empresa Scott& Linton, en Dumbarton (Escocia) y botado en 1868, estuvo en un principio destinado al transporte de té desde China y debía ser el más rápido de su clase para llegar al Reino Unido con las primeras hojas de té del año. En una famosa carrera en la que también participó el “Thermopylae”, ambos buques salieron de Shanghai el 18 de junio de 1872, pero el “Cutty Sark” perdió el timón al atravesar el estrecho de Sudán y llegó a la capital británica el 18 de octubre, una semana después que su rival, tras 122 días de navegación. Su reputación legendaria se deriva del hecho de que, tras el incidente del timón, su capitán, John Willis, decidió continuar la carrera con un timón improvisado en lugar de esperar a que le llegase uno nuevo, gracias a lo cual sólo perdió una semana.
Los veleros se vieron finalmente derrotados por la navegación a vapor, cuando se comenzó a utilizar el atajo del recién inaugurado canal de Suez. El “Cutty Sark” se dedicó posteriormente al transporte de lana desde Australia, y consiguió hacer tiempos de 360 millas náuticas (666 kilómetros) en 24 horas, por lo que se le consideró como el más rápido de su clase en el mundo. Willis vendió el “Cutty Sark” a la empresa portuguesa Ferreira, y en 1916 le quitaron los mástiles en Ciudad del Cabo, rebautizándole con el nombre de “María do Ampro”. En 1922, el buque fue comprado por el capitán Wilfred Dowman, que le devolvió su aspecto original y lo utilizó para la formación de marineros. Finalmente, en 1954 fue trasladado a un dique seco del barrio londinense de Greenwich, en el sureste de la capital, donde se ha convertido en una popular atracción turística. La fama del buque es tal que ha inspirado incluso una marca de whisky, cuyo fabricante patrocina la carrera de veleros que lleva su nombre, la “Cutty Sark Tall Ships Race”.


El término clíper distingue toda clase de velero rápido, con entera independencia de su aparejo. Son barcos finos, dotados de mucha vela, que en el siglo XIX desplazaron tanto a los antiguos navíos de amuras llenas, como a los primeros vapores, con quienes contendieron a muerte por dejar antes en puerto su mercancía y pasaje. Fueron protagonistas en el comercio del té, la lana, la seda y el opio, llegando a su máximo esplendor cuando se encontró oro en California y Australia. De las gradas de Boston salió el “Fying Cloud”, que se convirtió en el más célebre de los clíperes americanos, figurando en su haber dos viajes de Nueva York a California en ochenta y nueve días. A bordo de los clíperes se imponía la más dura disciplina, y sus valientes capitanes arriesgaban vida y barco con tal de hacer las travesías en menos tiempo que sus competidores, cruzándose apuestas no solo entre ellos, sino entre las gentes de tierra, para quienes eran una especie de ídolos. Muchos, aun con viento duro, no consentían en arriar una sola vela.
A la época de los cascos de madera le siguieron las de los de los metálicos y de tipo mixto. De la etapa de transición destaca el “Torrens”, construido para transporte de pasajeros, en el que estuvo embarcado de primer oficial Joseph Conrad, quien luego, desde su retiro de navegante, a través de las páginas de sus libros, rememoraría sus experiencias a bordo de éstas naves. El primer velero que se construyó totalmente con hierro llevó el nombre de “Cádiz Bay”, y desplazaba 4.000 toneladas. Entre los que efectuaron travesías más rápidas sobresale el “City of Agra”, con un viaje de Inglaterra a Melbourne en 65 días. El transporte de lana propiciaba frecuentes combustiones espontáneas, a consecuencia de lo que muchos de estos barcos acabaron sus vidas envueltos en llamas. A principios del siglo XX se construyeron dos veleros de soberbias proporciones, el “Preusen” y el “France”. El primero, botado en 1903, tenía cinco palos, 122 metros de eslora y un velamen de 5.400 metro cuadrados. El otro, lanzado al agua en 1911, contaba también con cinco palos, tenía una eslora de 127 metros, y una superficie vélica de 6.000 metros cuadrados, y ya se le añadieron dos motores auxiliares. La aparición del vapor y la construcción de los canales de Suez y Panamá, de difícil remontada para este tipo de buques, fue su sentencia de muerte, cantada con añoranza por poetas, remarcando el espectáculo sugestivo de la mar surcada por románticos veleros de mucho trapo, algo en la actualidad reservado a una elite de buques, como nuestro “Elcano”, que aún siguen navegando con la ayuda de Eolo.


EL AVENTURERO DEL TUPÉ

El pasado mes de mayo se conmemoró el centenario del nacimiento del dibujante Georges Remi, más conocido como Herré, creador de Tintín, que habría de convertirse en el personaje número uno del cómic europeo de aventuras. Los dibujos del genial Hergé han llegado a formar escuela dentro de la línea que los diferencia del resto, por el amor en el detalle documental y ambiental, en el que quedan reflejadas las numerosas y evidentes influencias del cine y de la vida social y política vigentes en el momento en que se publicaban. Su universo lo completan sus amigos y enemigos, como sus inseparables compañeros el capitán mercante Haddock, su perro Milú, los policías gemelos Hernández y Fernández, la cantante lírica Bianca Castafiore, el fiel mayordomo Néstor, el sorprendente profesor Tornasol, Rastapopoulos, etcétera. Unidas al tirón de su dibujo detallista, las historias son el otro eje atractivo de estos álbumes, siempre teñidas de una capa realista, creíble y cargada de un humor sensato, lo que logra una combinación atractiva para todos los públicos.
Como casi todos sus homólogos de la época, el joven periodista es un gran viajero al que normalmente acompañamos por todos los mares en largas travesías como: por los enigmáticas de Oriente en Los cigarros del faraón o El loto azul; en los del Norte viajando por el Ártico en La estrella misteriosa; a través de los del Atlántico adentrándose en África en Tintín en el Congo, embarcando en Nueva York para regresar a Europa en Tintín en América, o navegando a la deriva en El cangrejo de las pinzas de oro, en compañía de quien sería su inseparable amigo el capitán Haddock. Su aventura por excelencia la vivirá en El secreto del Unicornio y El tesoro de Rackman el Rojo plenas de piratas, tesoros y naufragios.


Karaboudjan, Aurora, Sirius o Ramona son nombres de algunos de los buques en los que vemos embarcados a nuestro personaje que, con frecuencia, alterna su acción con las cubiertas de estas naves y otras como submarinos, botes de salvamento o barcos de guerra. Lanzándose Hergé, nada menos que a la construcción de una nave del siglo XVII, el Unicornio, en una tarea más bien propia de un modelista naval: todo ello propio de la cultura marítima del dibujante belga que, entre otras, conocía a la perfección la vida de Colón, del que tomó la historia del eclipse de sol para el desenlace de El templo. Augusto Piccard, padre del batiscafo fue el modelo en el que se inspiró Hergé para crear a su personaje el profesor Silvestre Tornasol, paradigma de científico despistado.
Hergé, pseudónimo que no significa otra cosa que sus mismas iniciales en francés invertidas (erre y ge), vino a este mundo hace cien años, y con sus viñetas de aventuras, traducidas a todos los idiomas y publicadas en miles de ocasiones, logró acercar a muchos jóvenes al mar, a la par que consiguió para su personaje una fama que puede quedar sintetizada en la frase pronunciada por el General Charles de Gaulle: mi único rival en el plano internacional es Tintín.


UN MAYO A PLENA CARGA

Comienza el mes con la inauguración el día 3, en la madrileña sala Altair de la exposición de acuarelas de Marcelino González, persona vinculada a la cultura del mar en diversas facetas: marino, pintor, subdirector del Museo Naval y miembro del comité asesor de nuestra Fundación. La obra expuesta, mitad acuarelas con temas de marina y mitad de paisaje rural, es una muestra más del amplio catálogo de su producción artística, dándose cita al acto numerosas personalidades del mundo del arte y autoridades navales.
El 8 fue el Instituto de Historia y Cultura Naval quien convocó a un seminario de tres días, para tratar de “La Armada y sus hombres en un momento de transición” en el que, presidido por el titular de dicho órgano, el contralmirante Teodoro de Leste, intervinieron Luis Delgado Bañón, Emilio La Parra, José Cervera, Hugo O´Donnell y José María Madueño, quienes desarrollaron temas relacionados con las figuras históricas de Antonio Escaño, Gabriel Císcar, Cayetano Valdés, Luis María de Salazar y José Vázquez de Figueroa.
Los “Cuadernos literarios de la mar” de la asociación “Amigos de Cudillero” han cumplido este mes sus bodas de plata, y con tal motivo han desarrollado un amplio programa de actividades culturales y lúdicas, finalizando con un desfile en el que participó el “Regimiento Príncipe” y la banda de gaitas “Ciudad de Oviedo”, celebrándose como colofón una misa cantada con letras marineras.
La “Fundación Iberoamericana para el Fomento de la Cultura y de las Ciencias del Mar” FOMAR, ha llevado a cabo en Madrid, en el transcurso de los días 23 al 25 de mayo, su IV Congreso Internacional de Ciencia y Tecnología Marina, en el que bajo el lema “Océanos III Milenio” en el que han participado eminentes personalidades relacionadas con el tema, como Manuel catalán, Juan Acosta, Oswaldo García, Enrique Càrdenas, Alfonso Maldonado, Robert Marx, Antonio Lechuga y Francisco González Posada que realizaron un profundo repaso a los principales problemas que afectan al mar y su entorno científico.
La “Agrupación El Mar y sus Ciencias”, creada en el seno del Ateneo de Madrid, y la Fundación Philippe Cousteau organizaron el 25 de mayo una conferencia sobre el tema “Galeones y Tesoros, que fue presentada por el titular de dicha agrupación, Juan Manuel Gracia, corriendo a cargo de Claudio Bonifacio, experto en estos temas. La oportunidad de la convocatoria, coincidente con el “affair” Odyssey, desbordó todas las expectativas, centrándose el coloquio posterior a la ponencia al tema del expolio llevado a cabo por cazatesoros internacionales en nuestras aguas territoriales, ante la inoperancia de nuestras autoridades.
A bordo del pailebote Santa Eulalia tuvo lugar, en el puerto barcelonés, la presentación el 28 de mayo a los medios informativos de la XI edición del Premio Literario Nostromo de narrativa marítima, que este año estará dedicado a la figura de Pío Baroja. La presentación del mismo corrió a cargo de Blas Huete, presidente de la asociación promotora “Amigos de Nostromo, que lanzó a las aguas mediterráneas, de forma simbólica, una botella conteniendo las bases por las que se rige la presente convocatoria.
Por último, pero no menos importante, nuestra Fundación celebraba el día 22 su tradicional “Tertulia Madrid Marinero” en el Casino de Madrid, que en esta ocasión se centró en el tema “La medida de la longitud”, desarrollado por el ingeniero naval Alberto Sols, quien llevó a cabo un ameno recorrido por las vicisitudes que tuvieron los navegantes para el cálculo de la longitud, hasta que se consiguió fabricar cronómetros precisos que facilitaron la medida. El tema será desarrollado por Sols en un artículo que publicaremos en nuestro próximo boletín.


MAYO: MES DE LAS FLORES Y DEL LIBRO

INFLENCIA DEL PODER NAVAL EN LA HISTORIA.
MAHAN, Alfred. Revisión a cargo de PARENTE, Gonzalo
El libro, que se ha convertido en un referente de la estrategia naval, fue publicado en los años anteriores a la guerra hispano-yanki de 1898 que sirvió, tal como exponía el autor, los Estados Unidos consiguiesen bases navales en el Atlántico y en el Pacífico. Se trata de un compendio de lecciones de historia naval, en el entorno de la guerra de independencia americana, si bien se estudian combates en teatros navales tan alejados de aquél país como son los europeos o asiáticos. Traducido al español en 1910, ahora, el coronel de Infantería de Marina Gonzalo Parente ha realizado la revisión y actualización de la obra de Mahan precedida de un estudio crítico que expone y contrasta las teorías del amrino norteamericano, fundamentalmente en lo que se refiere a Eapaña.

LA FLOTA REPUBLICANA Y LA GUERRA CIVIL DE ESPAÑA.
ALONSO, Bruno
Este libro, publicado originalmente en México en 1944 y prohibido en España, contiene parte de la documentación recogida por el propio Comisario de la Flota y el relato de sus experiencias al frente de la misma en un periodo turbulento y lleno de contradicciones. Su publicación iba dirigida a poner en claro su visión de unos hechos escasamente explicados y, a su modo de ver, erróneamente interpretados.

A VELA NAVEGANDO EL MUNDO
ALEMANY LLOVERA, Joan
Catálogo de la exposición celebrada en Valencia en conmemoración de la 32nd America's Cup. INDICE: Presentación. Vela y mar, mucha historia. La evolución de la vela y la navegación. El viento. La vela desde la prehistoria. La vela latina, un nexo cultural en el Mediterráneo. Los grandes veleros: auge y decadencia de la navegación velera mercante. Los grandes veleros en la actualidad. El desarrollo de la vela como deporte. La Copa América, 1851-2007. Exposición: A vela, navegando el mundo. A vela por el mundo y por la historia. Viento favorable, viento temible. El nacimiento y desarrollo de la vela. Vela y sociedad, las embarcaciones de trabajo.

EL MUNDO DE LOS MAPAS
JARAUTA, Francisco
Investigaciones cartográficas y climatológicas en Alejandría. El mundo, el globo, el mapa: los orígenes de la modernidad. La cartografía militar. Las islas imaginarias. El nacimiento del atlas moderno: Ortelius, Lafreri. El mundo visto desde Venecia en el siglo XVI: Ramusio y Gastaldi. En la era de la imagen del Mundo: cartografía y política en la monarquía católica. El mundo cercado. Cartografía, descubrimientos e ilustración. Realidades y desvaríos: Armando Cortesào y la historia de la cartografía portuguesa.

ALBERTO I DE MÓNACO, EL PRÍNCIPE DEL MAR (1848-1922).
CEBALLOS-ESCALERA, Alfonso de; ANCA, Alejandro.
Alberto I dedicó toda su vida al estudio del mar, y se le considera uno de los padres de la moderna Oceanografía. Sus campañas a bordo de sus propios buques significaron enormes y decisivos avances en la investigación científica, y en la no menos importante difusión de los logros obtenidos. Fue desde su primera juventud oficial de la Armada Española, en la que alcanzó el empleo de contralmirante. En los buques de guerra españoles se formó como marino, y en aguas españolas realizó muchas de sus campañas científicas.

EL ÚNICO VENCEDOR
KENT, Alexander
Febrero de 1806, Sudáfrica. El vicealmirante Sir Richard tiene que ayudar a las fuerzas de tierra a recuperar Ciudad del Cabo de manos de los holandeses. Impaciente por volver a casa, Bolitho decide una vez más que las medidas más audaces son las mejores y demuestra que los valientes no mueren en vano. Pero apenas hay un respiro. Tras el fracaso de la diplomacia, se une a la expedición que ha de bombardear Copenhague. Tras el triunfo en una nueva batalla constata que, en realidad, el único vencedor ... ha sido la Muerte.

FLETES Y COMERCIO MARÍTIMO
FREIRE SEOANE, M. Jesús.
Este libro analiza las nuevas bases del comercio marítimo en el marco de una mayor globalización económica, determinando los agentes que participan e intervienen en el negocio naval.


MAR Y LITERATURA EN LOS SELLOS DE CORREOS

Por Marcelino González

La mar ha sido siempre una inagotable fuente de inspiración para escritores, que con sus crónicas de viajes, novelas, poesías, ensayos, narraciones, cuentos, relatos, escritos técnicos, etc., han dejado un gran legado gracias al que hoy podemos revivir fábulas y mitos del pasado, epopeyas de descubrimientos, vidas de marinos ilustres, acciones de guerra, actividades de piratas, exploraciones, fantasías que en muchos casos fueron como premoniciones o profecías de futuro, o simplemente aventuras.
Por otra parte, cuando en 1840 el Reino Unido puso en circulación el primer sello de correos de pago previo para pegar a una carta – el famoso “Penique negro” -, el mundo de las comunicaciones recibía un gran impulso que facilitaba el traer y llevar información, y agilizaba su trámite con la garantía del estado y sin miedo a timos ni engaños. Todos los países siguieron el ejemplo de Gran Bretaña, y dentro de esta corriente de progreso, España emitió su primer sello de correos – el no menos famoso “Seis cuartos negro” - el 1 de enero de 1850.
Al principio, los motivos o imágenes que reproducían los sellos, eran sobre todo las efigies de los gobernantes del momento o los escudos de los respectivos países. Pero con el tiempo fueron apareciendo otros motivos, entre los que se encuentra el relacionado con la mar y con la literatura.
Autores como Alonso de Ercilla con “La Araucana”, Daniel Defoe con “Robinsón Crusoe”, Hemmingway con “El viejo y el mar”, Herman Melvilla con “Moby Dick”, Joseph Conrad con “Lord Jim”, Julio Verne con “Veinte mil leguas de viaje submarino”, Luis de Camoes con “Os Lusiadas”, Marc Twain con “Las aventuras de Tom Sawyer”, y un gran etcétera, han aparecido en los sellos de muchos países, y pegados a los sobres de cartas y paquetes postales, actúan como embajadores culturales y difusores de la literatura del mar por todo el mundo.


TRASLADO DE LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO (*)

Allí me di cuenta de que el barco estaba desfondado y tenía mucha agua en la bodega, pero estaba tan encallado en el banco de arena dura, más bien de tierra, que la popa se alzaba por encima del banco y la proa bajaba casi hasta el agua. De ese modo, toda la parte posterior estaba en buen estado y lo que había allí estaba seco porque, podéis estar seguros, lo primero que hice fue inspeccionar qué se había estropeado y qué permanecía en buen estado. Lo primero que vÍ fue que todas las provisiones del barco estaban secas e intactas y, como estaba en buena disposición para comer, entré en el depósito de pan y me llené los bolsillos de galletas, que fui comiendo, mientras hacía otras cosas, pues no tenía tiempo que perder. También encontré un poco de ron en el camarote principal, del que bebí un buen trago, pues, ciertamente me hacía falta, para afrontar lo que me esperaba. Lo único que necesitaba era un bote para llevarme todas las cosas que, según preveía, iba a necesitar. Era inútil sentarse sin hacer nada y desear lo que no podía llevarme y esta situación extrema avivó mi ingenio. Teníamos varias vergas, dos o tres palos y uno o dos mástiles de repuesto en el barco. Decidí empezar por ellos y lancé por la borda los que pude, pues eran muy pesados, amarrándolos con una cuerda para que no se los llevara la corriente. Hecho esto, me fui al costado del barco y, tirando de ellos hacia mí, amarré cuatro de ellos por ambos extremos, tan bien como pude, a modo de balsa. Les coloqué encima dos o tres tablas cortas atravesadas y vi que podía caminar fácilmente sobre ellas, aunque no podría llevar demasiado peso, pues eran muy delgadas. Así, pues, puse manos a la obra nuevamente y, con una sierra de carpintero, corté un mástil de repuesto en tres pedazos que los añadí a mi balsa. Pasé muchos trabajos y dificultades, pero la esperanza de conseguir lo que me era necesario, me dio el estímulo para hacer más de lo que habría hecho en otras circunstancias.

(*) Daniel Defoe.
Robinson Crusoe


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