lunes, abril 28, 2008

28 de Abril de 2008

FARO DE VIGO

´O obedeces, o te pasan por la piedra´

Encajando lo sucedido, agotados y tranquilizando a los suyos. Los marineros del atunero vasco "Playa de Bakio", ocho de ellos gallegos, navegan ya rumbo a las islas Seychelles después de una semana cautivos en su propio barco a una milla de Somalia. Siete días que les han pasado factura, no tanto física como psicológicamente, y en los que temieron seriamente por sus vidas. "O les obedecías, o te pasaban por la piedra", resume gráficamente el primer oficial de la embarcación, el marinense Ignacio Abal González.
Redacción/Agencias / VIGO/BILBAO
Estamos bien, cansados, pero por favor, déjennos descansar". Los ocho tripulantes gallegos del Playa de Bakio todavía no han asimilado lo ocurrido la semana pasada. Navegan ya libres y escoltados por la fragata Méndez Núñez rumbo al archipiélago de las Seychelles, desde donde un avión del Ejército español los traerá de vuelta a casa. Atrás quedan siete días de tensión y miedo, en los que fueron atacados con lanzagranadas, abordados, retenidos, saqueados y finalmente liberados tras el pago de un rescate del que no quisieron decir o no saben nada. En su viaje les acompañan miembros de la Marina española.
Los momentos de máxima tensión se produjeron durante el abordaje y la liberación. Ésta última, coincidiendo con la puesta del sol, ya se la esperaban. "Nos dijeron que teníamos que ir todos a popa, que nos agachásemos y no nos moviésemos hasta que pasasen veinte minutos", relata el primer oficial del barco, Ignacio Abal González, en una conversación mantenida con Radio Nacional de España. Éste describe a los secuestradores como personas de "cero nivel cultural" y sin estudios que "salen de las guerrillas" y que se plantaron en el barco con un arma en la mano. "¿Qué vas a pensar? O les obedeces o te pasan por la piedra", explica.
Los marineros permanecieron los siete días retenidos en el interior del barco, fondeados a poco más de una milla de la costa, aunque tenían cierta libertad de movimientos y podían comunicarse con sus familias: "Nos dejaban hablar cinco minutos al día, y no a todos. Yo tuve el privilegio de poder hacerlo", reconoce el contramaestre del barco, Ángel Fernández, natural de Baiona.
Durante su cautiverio, los tripulantes fueron despojados de sus pertenencias personales -sobre todo de los teléfonos móviles- y encañonados en varias ocasiones. Abal explica que en los momentos previos a su liberación los secuestradores estaban tensos por la presencia en la zona de la fragata española. "Estábamos a 1,4 millas de la costa, y se iban en un bote de tres metros y medio. Igual tenían miedo de que les disparasen entonces o algo", asegura. "Si no les obedecías -apunta Abal- te hacían gestos de que iban a cortar el cuello. Estábamos a su voluntad".
Tras la huida de los secuestradores, los marineros pusieron rumbo a la fragata Méndez Núñez y recibieron la visita de varios soldados de la Armada y de una doctora que los examinó y certificó que físicamente se encontraban bien pero con la tensión un poco elevada. La presencia de la fragata los tranquiliza, ya que todavía se encuentran muy cerca del área de riesgo. "Aún estamos muy dentro, a setenta millas de la costa. Aquí no hay uno o dos piratas, hay quince o veinte", explica Ignacio Abal. "Esto es como un lago, el mar está en calma los doce meses del año, y con un bote de nada ya salen", apunta.
Familias
Pasado el temporal, los tripulantes dedicaron la jornada de ayer a tranquilizar con calma a sus familiares. "Estamos bien y tengo muchas ganas de veros. Estamos LIBRES". A través de un mensaje electrónico a sus hijos lo hizo el capitán del pesquero, Antonio Rodríguez Nores, natural de Marín pero residente en Cangas. No obstante, la mayoría de los tripulantes se decantó por el teléfono. La esposa de Jesús Pillado Santos, también de Cangas, fue de las pocas que no pudo recibir una llamada mientras duró el cautiverio, y ayer su voz irradiaba alegría. "Cuando llamó el sábado por la tarde no me fijé en el número. Cuando descolgué y escuche su voz fue una gran sorpresa y una gran alegría. Casi me salta el corazón", asegura.
También el patrón del barco, Amadeo Álvarez, pudo hablar con su familia. Este baionés pedía ayer por la noche que los dejasen recuperarse. "Estamos bien, cansados. Pero por favor, déjennos descansar", afirmó.

Se mantiene la incógnita sobre el pago del rescate

Los pormenores sobre el presunto pago de un rescate para la liberación de los 26 tripulantes del Playa de Bakio continúan siendo una incógnita. Mientras que el Ejecutivo ni confirma ni desmiente la entrega a los secuestradores de 769.000 euros (1,2 millones de dólares) para poner fin al cautiverio, otras informaciones atribuyen exclusivamente al armador del barco (Pevasa) el pago del rescate. La entrega se hizo efectiva en el propio barco, aunque se desconoce cómo llegó el dinero.

Los piratas somalíes utilizaron a la tripulación como "escudos humanos", según los marineros

Jaime Francisco Candamil, uno de los cinco marineros vasco del Playa de Bakio, relató a su familia que los tripulantes han pasado "mucho miedo hasta el último momento" porque se convirtieron en "escudos humanos" para los piratas, "que querían asegurarse la salida de allí". Además, aseguró que los secuestradores han saqueado el buque y se han llevado "hasta mantas y ropa, arrasando y rompiendo todo". Según explicó la compañera sentimental de Candamil, Fátima, la familia se encuentra "más aliviada" después de que el marinero llamara anoche a su casa para decirles que se encuentra "bien después de todo lo pasado". "Me ha contado que ha pasado mucho miedo, hasta el último momento, porque, al final, los piratas querían asegurarse la salida de allí y ellos -los marineros- eran su escudo", explicó. Candamil también le contó que, debido al miedo, "al que le entraba la comida, podía comer", porque, en todo momento, han tenido comida suficiente para alimentarse, pero la cuestión era que la tripulación secuestrada tuviera "el cuerpo para poder meter algo". Ainhize, hija del marinero vasco Juan Pedro Sesma, aseguró que a su familia no les han informado nada del posible pago o no de un rescate para la liberación de la tripulación del atunero, pero matizó que eso es algo que "no me importa". "Me da igual, lo que hayan pagado o hayan dejado de pagar", afirmó la joven, quien explicó también que su madre habló ayer por la mañana con su padre y le dijo que estaba "bien", camino de las Seychelles. Ainhize concretó que aunque el barco según le han dicho está "un poco tocado", viajan en él, "o sea que debe funcionar bien".



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