miércoles, junio 20, 2012

Viento de Amnesia


Título original: “Kaze no na wa amunejia” Japón 1993. 80 Min. Género: Ciencia Ficción. Color-animación. Director: Kazuo Yamazaki. Mayores de 13 años.
 
Gran parte de los mangakas y productores y directores de Anine que han marcado el Género, son hijos de la postguerra. Una obsesión enfermiza campea a sus anchas por los recónditos escondrijos de sus mentes y no parecen tener otra opción que la de transmitirla a sus obras: el Apocalipsis nuclear. No solo la experiencia real y por duplicado en su nación los marca, sino el verse creciendo en medio de un conflicto de fuerzas descomunales en una carrera hacia nuestro fin como especie los ha marcado.

De un simple vistazo al póster de esta película que os traigo hoy, podríamos decir, de antemano y por acto reflejo, que nos encontramos antes otro trabajo absorbido por ese miedo a lo que pasa después de que estalle la Bomba, a las carreteras salvajes... pero no es así.

¿Podríamos hablar de Apocalipsis en este filme? No estoy muy seguro. Una civilización extraterrestre, que se autonombra nuestra protectora, ante la destrucción a las que nos dirigimos con paso acelerado, interviene de forma drástica (olé, sus huev...). Un día, un viento extraño se extiende por todo el planeta. Hombres y mujeres de las cavernas vuelven a refugiarse bajo las bóvedas, pero no son grutas naturales, sino edificios que se desmoronan. Se reúnen ante un fuego recién descubierto. No son trogloditas. Sus raídas ropas del s. XX lo demuestran. Han olvidado todo, miles de años de evolución y aprendizaje. Han regresado al Pasado, pero es 1992 y estamos en la ciudad de Los Ángeles. Allí conoceremos a Wataru enfrentándose a un bípedo robot de control de la Policía con capacidad de autorrepararse y con una mala leche contra el prota que no es normal en un amasijo de microchips. En el interior de la máquina, una macabra escena se deja ver a través del flexiglass: el esqueleto de su operador. Una muerte horrible, sin saber cómo salir de aquel engendro del que, por un simple soplo de viento, condenó a ese hombre morir encerrado y de hambre.

Wataru, no hay que correr mucho, es diferente a todos los humanos con los que nos hemos cruzado desde que hemos puesto el DVD en el reproductor. No es solo que tenga un nombre y hable, sino que sabe conducir un jeep y maneja a la perfección un arma de fuego. La razón de estas extraordinarias cualidades la iremos conociendo cuando nos hable de Johnny, un chico en silla de ruedas, pero con unos increíbles poderes psíquicos, que no se vio afectado por el viento. Recluido en un centro de investigación del Gobierno, encuentra a Wataru y le enseña a recuperar todo lo perdido (en parte) gracias a una máquina que potencia la capacidad cerebral. Johnny, muy consciente de que no le queda mucho tiempo de vida y que ha de dejar como legado a la nueva Humanidad a alguien que les guía, se esfuerza en que éste sea un adolescente al que dará la misión de viajar por el mundo enseñando lo que sabe a los hombres. Por esta razón, le dará el nombre de viajero en japonés a nuestro protagonista.

Como decía, estamos en Los Ángeles y allí Wataru se topará con una extraña mujer, Sophia, que también habla y que le ayudará a recorrer un país en ruinas, con un alto en la enigmática Ciudad Eterna, hasta Nueva York, siempre perseguidos por esa cansina máquina policial.

Al final del filme se nos dará a conocer el por qué de la decisión extraterrestre que os adelanté muy al principio (sabremos que han sido ellos, también), momento éste en el que os comentaré mis impresiones. Aunque la historia es interesante, adolece de ciertos defectos que van desde el propio guión al apartado gráfico en cuanto a detalle y realismo. En ciertos momentos parece que no va más allá de la lucha y persecución con el robot policial de por medio, supongo que es una alegoría sobre el poder de las máquinas sobre el hombre modernos que debemos combatir para que no se nos avasalle. Hay algo de reflexión sobre nuestra forma de vida y civilización, pero mediada la película, pierde bastante.

En el aspecto gráfico hay una serie de incoherencias que, aunque parezcan increíbles, ya se han visto en varias producciones de temática y ambientación similares. Me explico. No han pasado más de 5 años desde que el Viento arreciara por todo el planeta y nos encontramos con rascacielos que se derrumban y colapsan por falta de mantenimiento (¡!), mientras que las carreteras están en perfectas condiciones, pero sin un solo vehículo que entorpezca el paso al jeep de Wataru, ni aún cuando atraviesa en puente de Brooklyn (¿?). La lista de detalles de este tipo, que son los que van restando ambiente, podría ser demasiado larga y, por supuesto, no he perdido el tiempo en confeccionarla.

Dando por terminada esta reseña, no es una gran obra que vaya a pasar a la Historia del género, pero se deja ver y hasta se permite unas notas finales de esperanza.

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