lunes, julio 30, 2012

Reseña sobre el capítulo tercero de “Juego de Tronos”


No acostumbro a postear los días de fiesta y fines de semana por la simple razón de que estoy alejado del ordenador acostumbrado y  a que, por si fuera poco, carezco en casa de conexión a Internet (¡lo que me hacía falta, estar aún más enganchado!). Por simple lógica y deducción, esta reseña debió haberse publicado el pasado miércoles 25, coincidiendo con el día siguiente a mi visionado de un segundo capítulo (que en realidad era el tercero de la serie) de “Juego de Tronos.” Parece que he adquirido una especie de compromiso a la hora de seguir dictaminando y comunicando mi opinión en ENMP tras ser tan negativa mi impresión sobre el capítulo piloto y al tener amigos que me han pedido que le de una segunda oportunidad a este proyecto de HBO. Compromiso que no dudo, por ahora, en cumplir.

Durante las horas de tarde me preparé para otra sesión de cura contra el insomnio y, recopilando míseramente algo de información sobre la obra literaria en sí, llegué a una conclusión que, por si doy en el clavo o me paso de gracioso, prefiero reservarme para salas más privadas.

Tras ahorrarme la sesión de chistes malos de “El Club del Chiste” para disfrutar un poco de Discovery Max con sus camioneros en el hielo, llegó la hora de darle al mando, de pulsar el botón de retorno al canal que se estaba visionando antes. Ahí estaba, comenzando un nuevo capítulo tras el resumen que, como hace con otras series aunque de factura nacional, los chicos de A3 producen para aquellos que se nos ha perdido algo. Confieso que no vi el “Ver Series” completo.

Aún no pudiendo oponer resistencia a un peso insoportable en los párpados y a una carraca continua de bostezos, doy un poco el brazo a torcer. Este tercer capítulo ha sido, con diferencia, muchísimo mejor que el piloto. No solo por la agilidad, sino por los diálogos, ubicaciones exóticas y hechos. Un salto hacia delante innegable que, aun así, no me convence ya que solo me obliga a ver los martes noche ese canal porque parece no haber nada mejor en otros.

Sin duda, el haberme cruzado más veces con el enano (que no sé como se llama) que es el mejor personaje, y con el tema de esas formas blancas y terribles del norte del muro en Invernalia (¿analogismo con el Muro de Adriano?), ha provocado que el producto pase con mayor facilidad por mi paladar, aunque me despertó por completo los minutos que pude ver de “Infierno sobre ruedas”, una serie que ya me llamó desde el primer trailer.

Sigue faltándole algo y dudo mucho que acabe gustando a más gente que da caza a los volúmenes de la obra que escribe el amigo Martin. A mí, al menos, no.

Por cierto, ¿a alguien más le recuerda el rubio, que está enrollado con la reina, al príncipe Encantador de Shrek?

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