lunes, noviembre 26, 2012

Guardia de Cine: "Teléfono Rojo. Volamos hacia Moscú"



Título original: “Doctor Strangelove or How I learned to stop worrying and love the Bomb” RU 1964. 107 Min. Género: Comedia / Suspense. B/N. Director: Stanley Kubrick. Interpretación: Peter Sellers, George C. Scott, Sterling Hayden. 

"Convencido de que los comunistas están contaminando a la nación americana, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear por sorpresa sobre la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake (Peter Sellers) trata de averiguar el código para detener el bombardeo. Para solucionar el problema, el presidente de los EEUU (también interpretado por Sellers) se comunica con Moscú para convencer al dirigente soviético de que el ataque es un estúpido error. Mientras tanto, el asesor del presidente, un antiguo científico nazi, el Dr. Strangelove (tercer papel de Sellers), confirma la existe de la “Máquina del Juicio Final”, un dispositivo de represalia soviético capaz de acabar con la humanidad para siempre.”

Aún me pregunto cómo demonios se ha podido hacer una historia tan hilarante sobre un tema tan serio. Al parecer, tras filmar “Lolita”, Kubrick se sentía bastante angustiado con el asunto de la guerra termonuclear. Y razón no le faltaba, estaba viviendo los momentos más calientes de la Guerra Fría. Se leyó una barbaridad de libros sobre el tema y hasta compró los derechos de una novela (“Red Alert”) cuya trama se centraba en un general que ordena un ataque nuclear por su cuenta. Quería hacer un thriller militar, pero todo fue cambiando con la marcha de las páginas que iba escribiendo de guión. Y es que cuando pones la película en el reproductor de dvd, salvo por el tipo de letra de los títulos de crédito, te crees que vas a ver un thriller sobre la amenaza nuclear. Pero si obviamos ese detalle, pronto nos encontramos con otros: el propio capitán Mandrake, la secretaria del general “Buck” Turgidson, ese propio general, los dichosos fluidos corporales, el sombrero de vaquero del piloto del B-52, las llamadas telefónicas a Moscú por el presidente de los EEUU que rivalizan con Miguel Gila o que el destino del mundo dependa de una máquina expendedora de Coca Cola. O el mismo Dr. Strangelove (¿Para qué querrá diez mujeres por cada hombre? xD).

Es una película bastante inclasificable, en la que con un tema tan monstruoso, en varias ocasiones te partes la jeta de tanto reír. Bueno, eso en mi caso, pero nadie me va a quitar la razón de que o te gusta o la lanzas por la ventana. O te quedas justo en medio. Es muy rara en sí, quizá porque tu cerebro no es capaz de interpretar la amenaza nuclear en un tono de comedia o hilaridad.

Destaca por el realismo en algunas fases, en cuanto al aspecto militar como la operatividad de la tripulación del B-52 y las imágenes de la toma de la base rebelde, que no sé yo si serán de unas maniobras (aunque no le voy a perdonar a Sterling Hayden, veterano de la IIGM como agente OSS en Yugoslavia, que coja la ametralladora Browning con tanto arte por el cañón después de disparar, con las manos desnudas y que no le provoque unas quemaduras de tercer grado), y por reírse de la estupidez humana, capaz de autodestruirse por cualquier pamplina. De mandar todo a la mierda por una simpleza.

Creo que merece la pena verla y, luego, juzgar por vosotros mismos. Solo dura una hora y media, ni un corto en la India.

2 comentarios:

Isabel Martínez Rossy dijo...

Kubrick siempre tuvo una visión original y desconcertante de los temas que plasmó en sus películas. Desde su genialidad todas ellas son obras maestras del cine. Quizás la realidad de la guerra fría no fue más descabellada que esta divertida y ácida película.
Un saludo

Javier dijo...

Tienes toda la razón, Isabel, :) Un saludo!