martes, octubre 21, 2014

21 de Octubre de 2014

LA VOZ DE FERROL


El complejo trámite administrativo demora la subasta de tres buques

ANDRÉS VELLÓN
ferrol / la voz  21 de octubre de 2014  05:00

Fue el pasado 13 de diciembre cuando la Armada jubiló en Ferrol el gran portaviones, dando de baja de forma oficial de su listado de buques el Príncipe de Asturias. La emblemática unidad, al igual que las fragatas Asturias y Extremadura, deberían haber salido ya a subasta pública durante el verano -al menos ese era el plazo que se manejaba para ello- pero, finalmente, esos calendarios se han demorado por diferentes factores. Con todo, se espera que los pliegos se hagan públicos antes de que concluya el presente ejercicio.

¿Qué falta para que se haga efectiva la convocatoria de las pujas?
Toda la tramitación que tenía que hacerse desde el Arsenal de Ferrol está resuelta, pero es necesario que los órganos de decisión de la Armada en Madrid den luz verde para culminar el proceso. Como ya se ha mencionado, se espera que esto se haga efectivo antes de que concluya el año. Se detalla que se trata de desarrollos y procedimientos «complejos» desde el punto de vista administrativo y que consumen tiempo.

¿Es igual la situación para el «Príncipe de Asturias» que para las fragatas?
No. Dar la orden definitiva de conversión en chatarra mediante el desguace del que fue el buque insignia de la Flota española cuesta más. Como telón de fondo estuvo el intento de comercialización del barco a una Armada de otro país e, incluso, iniciativas salidas de los círculos políticos para poder conservar de algún modo el portaviones. Nada llegó a cuajar, pero la historia del Príncipe de Asturias continúa pesando.

¿Qué sucede con la «Asturias» y la «Extremadura»?
También depende ya de Madrid la convocatoria de su subasta que, en principio, se hará por separado, sin conformar los dos buques un lote único. Con estas unidades no hay tantas reservas como con el portaviones. Buen ejemplo de ello es que la Baleares ya ha sido adjudicada y en breve será desguazada en Vigo. Ha reportado a la Marina algo más de 370.000 euros. En principio, el coste de la Asturias y de la Extremadura será similar.

¿Ha habido alguna intentona de salvar el portaviones?
Sí, aunque tímida. En concreto, hace meses que dos senadores del PP y el PSOE, a título particular, pusieron en marcha una iniciativa para su conversión en museo flotante. Algo que requeriría un elevado coste de mantenimiento y que, prácticamente, se puede dar por descartado.

¿Cuál es el precio que se baraja para el portaviones?
Siempre se ha hablado de un precio de salida de 500.000 euros si su destino es la chatarra. Esta cantidad, no obstante, podría acabar revisándose al alza y se determinará ya con claridad cuando se haga público el pliego en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

¿Están cubiertas las necesidades de la Marina tras la baja de estos buques?
Sí. En el caso de las fragatas, su serie ha sido sustituida de forma progrevisa por las F-100, mucho más avanzadas y operativas y que portan el sistema de combate Aegis. Por lo que respecta al portaviones, sus funciones han sido asumidas por el Juan Carlos I, un buque que, además de ser el mayor de la Armada, es polivalente y multipropósito. Precisamente una de sus capacidades es la de ejercer como portaviones y su entrada en servicio, de hecho, precipitó la baja del Príncipe de Asturias.

ABC


ESTEBAN VILLAREJO / A BORDO DEL BUQUE «CASTILLA»

Día 21/10/2014 - 04.37h

25 buques y cuatro submarinos participan en la mayor maniobra de la Armada este año

El imaginario país de «Bothnia» se ha convertido en una amenaza para Europa. Sus ansias expansionistas tienen en vilo a tres países de la OTAN. Estonia, Letonia y Noruega reclaman asistencia a una Alianza Atlántica que, tras el oportuno análisis de situación, la típica duda política y la necesaria unanimidad de todos sus 28 miembros, se decide: 25 buques, cuatro submarinos y 4.000 militares de dieciséis países -entre ellos, 972 infantes de Marina españoles con sus 157 vehículos para un asalto anfibio- se despliegan como fuerza naval de reacción rápida. Al frente de la operación multinacional se encuentra la Armada Española. El buque de mando es el L-52 «Castilla». La operación «Noble Mariner-14» acaba de comenzar. Año 2015.

Obviamente, nos encontramos ante un escenario inventado dentro de un ejercicio naval. Sin embargo, para tal hipótesis esas mismas fuerzas y unidades se adiestran estos días en aguas de Cartagena, golfo de Cádiz y mar de Alborán con el objetivo de certificar la capacidad española para liderar el mando de la Agrupación Naval de la Fuerza de Respuesta de la OTAN durante el próximo año.

Es decir, la Armada capitaneará esta «punta de lanza naval» de la OTAN ante una posible amenaza. Siempre a punto ante una llamada que, todo hay que decirlo, solo se ha activado en dos ocasiones con el consiguiente envío de buques militares: para asistir a Grecia en sus Juegos Olímpicos (2004) y tras el terremoto de Pakistán (2005).

Ese liderazgo naval en 2015 es uno de los compromisos navales adquiridos por el Gobierno español con la OTAN para el próximo año, como es ahora la participación con dos fragatas en su segunda agrupación marítima móvil (SNMG-2), un cazaminas en otro grupo naval (SNMG-2) o la base del «escudo antimisiles» de Rota (Cádiz) que en 2015 recibirá al tercer y cuarto destructor estadounidenses.

Objetivo, testar a la Armada
En lo que a operaciones terrestres y aéreas se refiere, España participará fundamentalmente en 2015 con la nueva misión en Afganistán -más reducida y circunscrita a la base aérea de Herat-, despliegue de una batería de misiles Patriot con 130 efectivos en el sur de Turquía y cuatro cazas Eurofighter en Estonia por cuatro meses.

El ejercicio naval que se lleva a cabo en el sur español, desde el pasado miércoles y hasta el día 26, se conoce como «Noble Mariner-14». Su objetivo es certificar la capacidad de la Armada Española de hacer efectivo ese liderazgo como mando de la Agrupación Naval de la Fuerza de Respuesta de la OTAN durante el próximo año. En él se ha concentrado el potencial marítimo español contando con el buque de asalto anfibio «Castilla» como cuartel general, con el portaaeronaves «Juan Carlos I» lanzando sus aviones de combate Harrier y lanchas anfibias en el Estrecho de Gibraltar o dos fragatas F-100 con su sofisticado sistema de combate Aegis y el radar SPY-1D capaces de detectar y derribar aviones enemigos a 20 millas (unos 37 km.), capacidades muy similares a los destructores estadounidenses. Además participan tres fragatas F-80 «Clase Santa María», dos cazaminas y helicópteros de la flotilla de aeronaves.

Por parte internacional, cuatro submarinos, un crucero estadounidense, tres fragatas y otros cuatro cazaminas. Países como EE.UU., Alemania, Francia, Canadá, Italia, Portugal, Grecia o Turquía, entre otros, también aportan buques de guerra al ejercicio. Destaca el crucero de la US Navy «Leyte Gulf» o el submarino alemán U-33.

¿Qué teme más el comandante de la fragata F-102 «Almirante Juan de Borbón»: un ataque de submarino o de tres aviones de combate?, preguntamos al capitán de navío Fernando María Rossety. «Obviamente temería más a un submarino. Esta fragata está diseñada para repeler el ataque de los aviones de combate», señala para luego explicar la gran capacidad de los radares «made in Navantia».

En el ejercicio «Noble Mariner-14» se llevan adiestramientos ante ataques aéreos, submarinos, de superficie contra otros buques, detección de minas, guerra asimétrica con el ataque simulado de una lancha terrorista a la salida de la base de Rota, guerra electrónica, ciberdefensa o el desembarco anfibio de los infantes de Marina en una playa de «Bothnia». «Poco a poco iremos integrando todos los buques hasta llegar a un nivel táctico operacional», explica en su camarote en el buque de asalto anfibio «Castilla» el vicealmirante Juan Rodríguez Garat, quien lideraría desde el cuartel general emplazado en este buque español el hipotético despliegue de la OTAN.

Su despacho es un signo de los tiempos. Cuatro ordenadores portátiles pueblan su mesa... «y aún necesito dos más», puntualiza. Papeles, libros, documentos OTAN y diccionarios alrededor. Reclama para el buque «Castilla» la condición de verdadero buque insignia de la flota, al estar capacitado como cuartel general de una fuerza marítima como la que se despliega estos días de maniobra en el Estrecho de Gibraltar. Embarcados en el «Castilla» se encuentran equipos internacionales. Destacan tres militares polacos de operaciones especiales quienes se detienen a supervisar el transcurso de una operación anfibia. Los serviolas del «Castilla» prosiguen ojo avizor. La costa almeriense queda a babor. A estribor pasamos hace horas Tallin y Riga, capitales de Estonia y Letonia, amenazados por el imaginario «Bothnia». Ceuta y Melilla son realmente esos puntos estratégicos que simulan dichas capitales.

Fuego de artillería y mortero
Uno de los ejercicios culminantes tendrá lugar cuando el millar de infantes de Marina embarcados en el «Juan Carlos I» y el «Castilla» y sus 157 vehículos, entre ellos los Pirañas o los vehículos acorazados anfibios AAV, inicien su desembarco en la playa almeriense de «El Alquián».

200 soldados de «Bothnia» esperarán playa adentro. «Se integrarán fuegos de artillería y morteros propios de la unidad del Tercio de Armada, además habrá fuego simulado de unidades navales y apoyo aéreo cercano. Entrenaremos con la amenaza de un ataque electrónico e iremos adaptándonos de un escenario clásico de guerra al de amenaza híbrida con presencia de amenaza terrorista», detalla el teniente coronel Manuel García Ortiz, jefe de Estado Mayor del Tercio de Armada.

TENDENCIAS 21


La Campaña durará 100 días, en los que 70 científicos de 12 países desarrollarán 15 proyectos de investigación

La XXVIII Campaña Antártica Española ha comenzado hoy con la salida del Buque de Investigación Oceanográfica Hespérides, desde el puerto de Cartagena rumbo a la Antártida. La Campaña durará unos 100 días, en los que 70 científicos de 12 países desarrollarán 15 proyectos de investigación.

 Campaña Antártica Española ha comenzado hoy con la salida del Buque de Investigación Oceanográfica Hespérides desde el puerto de Cartagena rumbo a la Antártida. 

De los 15 proyectos que se realizarán durante esta campaña, dos están liderados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), informa el Consejo en un comunicado , y otros dos cuentan con participación de investigadores de varios institutos de este organismo. 

La duración de la Campaña será de aproximadamente 100 días y contará con la participación de 70 investigadores procedentes de universidades y centros de investigación de 12 países. En total, participarán unas 150 personas. 

Acto de presentación en Cartagena 

Al acto de presentación de la campaña, que ha tenido lugar en Cartagena (Murcia), han asistido el presidente del CSIC, Emilio Lora-Tamayo; la secretaria general de Ciencia, Tecnología e Innovación, Maria Luisa Poncela; el Almirante de Acción Marítima, Salvador María Delgado Moreno, y el comandante de la Base Antártica Española Gabriel de Castilla, José Pablo Sánchez Lacalle. 

Además, el acto ha contado con otros representantes del Ministerio de Economía y Competitividad, la Armada Española, el Ejército de Tierra, la Unidad de Tecnología Marina del CSIC, centros de investigación y varias universidades.

Llegada del Hespérides a la Antártida 

El Hespérides llegará previsiblemente el 30 de noviembre a la Antártida para la apertura de las dos bases antárticas españolas, Base Antártica Gabriel de Castilla y Juan Carlos I, y se prevé que la Campaña finalice el uno de marzo de 2015. 

Lora-Tamayo ha destacado que “el CSIC y sus investigadores participan en la campaña polar de este año. Continúa una tradición que empezó en 1984 con la científica del CSIC Josefina Castellví, pionera de la investigación antártica. Ahora, los investigadores que se embarcan cuentan con las tecnologías más avanzadas para estudiar los problemas que nos afectan en la actualidad, pero con la misma ilusión de Castellví y sus compañeros”. 

Financiación y participantes 

Nueve de los 15 proyectos de la campaña antártica española están financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad, que aporta cuatro millones de euros, a través del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación. 

De los seis proyectos restantes, uno está financiado por la Unión Europea, tres los realizarán grupos de investigación de Bélgica (en la base Gabriel de Castilla), Japón (en la Península Byers), y Alemania (en colaboración con un grupo español en la base Juan Carlos I); y los dos últimos son proyectos de investigadores españoles que se efectuarán en las bases argentinas de las Islas Shetlands del Sur y en el buque oceanográfico alemán Polarstern. 

Esta campaña cuenta con la coordinación del Ministerio de Economía y Competitividad a través del Comité Polar Español. Para su desarrollo colaboran: el CSIC, que gestiona la Base Antártica Española Juan Carlos I en la Isla Livingstone, el Ejército de Tierra, que gestiona la Base Antártica Española Gabriel de Castilla en la Isla Decepción, y la Armada, que opera el buque Hespérides. 

Bases accesibles a científicos de otros países 

La Campaña Antártica Española  se desarrolla durante el verano austral, normalmente entre los meses de noviembre y marzo. En este tiempo, desarrolla los proyectos científicos aprobados dentro de los distintos Programas Estatales del Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación y el resto de proyectos científicos y actividades programadas dentro de la propia Campaña. 

Para su realización, la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación colabora estrechamente con la Unidad de Tecnología Marina del CSIC, unidad que gestiona la Base Antártica Española Juan Carlos I y coordina la logística general de la campaña antártica y con el Ministerio de Defensa a través del Ejército de Tierra, quien gestiona la Base Antártica Española Gabriel de Castilla, y la Armada, que opera el Buque de Investigación Oceanográfica Hespérides. 

Con el fin de promover la cooperación internacional en materia científica, tal y como contempla el Tratado Antártico, las bases antárticas españolas están accesibles al personal científico de otros países.

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